Cartagena de Indias. Colombia: Patrimonio Histórico de la Humanidad.

     

Imágenes correspondientes al centro histórico de Cartagena de Indias. Cortesía de Google Earth. 




Ensayo sobre la ciudad y el patrimonio urbano a través de un estudio de caso:


Ciudad, patrimonio urbano y turismo en los tiempos del merchandising y de la globalización: reflexiones sumarias.”

La arquitectura ayuda a entender mejor una civilización, ya que los edificios revelan los centros de interés de la sociedad, las dotes organizadoras, la riqueza y la indigencia, el clima y la posición ante la técnica y las artes. La estructura general que la sociedad presenta en pueblos y ciudades se comprende a través del espejo más escudriñador de la presencia humana: la arquitectura.
 Geoffrey Baker en Análisis de la forma urbana.

CONTEXTUALIZACIÓN Y DESARROLLO:

Las ciudades son realidades dinámicas, cambiantes y particularmente, complejas, las que desde sus fundaciones y/o construcciones han experimentado transformaciones, tanto en su morfología como en su estructura funcional, a efecto de “adecuarse” a las necesidades y realidades de los nuevos órdenes establecidos; caso París y las intervenciones durante el segundo Imperio, a cargo del Barón de Haussmann en la transformación de París en tiempos de Napoleón III, 1852-70, primando esencialmente aspectos funcionales como la circulación y la movilidad, sobre los valores estéticos, o por lo menos sobre los existente.
De Igual forma destacar los cambios y transformaciones acaecidos en la era moderna, como el referido ejemplo, y las de reciente data (caso Barcelona y su apuesta en el mapa y al de pertenecer al exclusivo circuito turístico ecuménico, iniciado en los 80s), por lo extraordinariamente impactante, especialmente en los centros históricos, como espacio público integrador y elemento fundamental de la integración social y de la estructura de la ciudad, y consecuencialmente en los bienes de interés cultural como elaboración social, que como advirtiera Fernando Carrión (2010), se han convertido en una especie de “objeto de deseo,” asociados a fenómenos como el de la globalización e internacionalización de la economía y del merchandising, y la imposición de patrones masificados o identidades que no tienen una referencia clara, más que sumarse a la propuesta de consumo, fin principal de la economía globalizada y el control mundial de los mercados, que como característica principal no conocen de fronteras, en detrimento del sentido de lo nacional y lo local, dejando con ello el camino expedito al marketing y a la especulación inmobiliaria, en lo que eufemísticamente se ha dado en llamar “gentrificación” (Ruth Glass 1964), y el debate teórico ético pendiente.
Fenómeno urbano que como consecuencia de la reestructuración económica, socio-cultural y demográfica del espacio urbano, deriva en la expulsión del centro de la ciudad de sus vecinos tradicionales a los extramuros de la misma. Allanando  el camino para la mercantilización del patrimonio, apareciendo un nuevo elemento en escena, la “peregrinación de turistas”, en la que la ciudad es cosificada, pasando de sujeto, a la de simple objeto, o de caricatura, en una especie de “gran vitrina de contemplación” a imagen y semejanza de los “Malls” o de grandes superficies. O sencillamente sitios para el Shopping (artefactos arquitectónicos que hacen parte del paisaje de los suburbios de las ciudades en la actualidad), y los consabidos efectos perversos, al convertir irónicamente a los lugareños en seres desapercibidos y anónimos en su propia ciudad.
Caso Cartagena de Indias, ciudad turística por excelencia en el Caribe colombiano. Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO desde 1984, y su centro histórico que se erige en un ejemplo clásico de gentrificación; de murallas, fortificaciones y de arquitectura de; plazas, palacios, conventos e iglesias y urbanismo colonial, epicentro de eventos internacionales, festivales de cines y conciertos, destinos de grandes cruceros y cumbres internacionales, en los que el nativo además de ser un extraño, es objeto de expulsión, y peor aún, la aparición y consolidación de fenómenos nunca antes visto, como la degradación social; el turismo sexual, prostitución y drogas que involucra a jóvenes de la ciudad y de otros latitudes, por solo mencionar algunos de los efectos colaterales de este fenómeno. Amén del encarecimiento logarítmico del mercado inmobiliario en el sector amurallado que asciende a unos U$ 5.000 M2 aproximadamente, con lo que queda materializado que en la mercantilización del patrimonio no operan consideraciones de tipo identitarios, sino económicos, sellando el binomio patrimonio y turismo con fines comerciales. Reservándose el contexto histórico de estos centros en privilegios de minorías.
Siguiendo con lo del patrimonio, sea oportuno en esta parte reconocer, esa especie de cruzada de la comunidad mundial por reivindicar, y perpetuar en la memoria de los pueblos el carácter identitario a través de su patrimonio cultural, gracias a esfuerzos como los de las distintas Cartas y Recomendaciones, caso Carta de Venecia y el concepto de “Conjuntos histórico-artísticos” en 1964 que supera la ya tradicional mirada del patrimonio urbano, circunscrito al tema de los monumentos más representativos del territorio, evidenciando así los aportes con los que cada Carta ha contribuido al desarrollo del mismo, así como la forma en que ha ido evolucionando el término de patrimonio urbano: Bienes de Interés Cultural, la evolución del concepto de Centro Histórico y los progresos en los instrumentos y medidas de protección y gestión de la ciudad histórica, hasta desembocar en la conservación integrada y su vinculación con las agendas territoriales (aproximación al patrimonio urbano y estrategias de protección y gestión vigentes), Carta de Ámsterdam (1975). En simetría con las Cartas Políticas Nacionales. Y lo más importante, la creciente conciencia patrimonial de ciudadanos y autoridades. No obstante a los importantes logros alcanzados, falta mucho camino por recorrer.
Ahora, e insistiendo con lo de patrimonio, éste ocupa y ocupará un lugar relevante en las motivaciones de compra de paquetes turísticos, que ha ido en aumento en la medida en que lo ha hecho el turismo, (derivado del desarrollo de la economía capitalista y el aumento de la capacidad de compra y consumo de las clases medias y trabajadoras). Distinguiéndose dos tipos de consumo turístico-patrimonial; que hace referencia y tiene al patrimonio como motivo de compra fundamental y que, regularmente, se identifica como turismo cultural y el que, a partir de otras motivaciones de compra principales, efectúa visitas en destino a determinadas activaciones patrimoniales. Asimismo la mercantilización del patrimonio deriva en inconvenientes identitarios cuando se produce su cosificación y/o profanación. En definitiva, las apuestas de las ciudades por insertarse en las dinámicas del gran turismo mundial, con el que se esperaba importantes dividendos, ciertamente incurrieron en graves problemas de cálculo; la no previsión de los perversos efectos colaterales de exclusión, sobre explotación, profanación y la mercantilización de los patrimonios culturales de éstas. 

ACOTACIONES FINALES:

En definitiva, las apuestas hechas por las distintas ciudades por insertarse en los exclusivos circuitos del turismo ecuménico, o sencillamente “aparecer en el mapa,” según denominación dada en el documento sobre “El centro histórico bajo presión de flujos” de (Benach 2009), sobre la experiencia catalana en los años 80s, por hacerse a una importante “rebanada” de la torta turística mundial, cuya estrategia estaba llamada a atraer, no solo los grandes flujos de turistas, sino de divisas, y para la cual la cual fue preparada, con arreglo a preceptos de globalización e internacionalización económica y del merchandising, generando asimismo la imposición de patrones masificados o identidades que no tienen una referencia distinta, más que sumarse a la propuesta de consumo, fin principal de la economía globalizada y el control mundial de los mercados, que como característica principal no conocen de fronteras, en detrimento del sentido de lo nacional y lo local, dejando con ello el camino expedito al marketing y a la especulación inmobiliaria, así como de la cosificación del patrimonio, y sus efectos perversos de expulsión de cierta población de la ciudad, de volver extraños a los propios lugareños, degradación social (turismo sexual, prostitución y drogas), en una completa asimetría entre cargas y beneficios, pues, las multinacionales y las élites nacionales reciben importantes divisas, mientras el ciudadano de a pie, le son transferidas cargas. Desde luego que apostarle al turismo a partir del patrimonio cultural y demás potencialidades de las ciudades es válido, solo que debe replantearse el esquema aplicado, buscando mayor equilibrio, y prestarle mayor cuidado al tema de los impactos negativos de la globalización y de TLCs


BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES ON-LINE:
Ashworth G. J. (2003). Historicidad, turismo y política urbana: exploración de la relación entre los tres factores
Baker H Geoffrey. (1991). Análisis de la forma. Ed. Gustavo Gili. Barcelona 1991
Benach, N. (2009). El centro histórico bajo presión: flujos globales y derecho a la ciudad, (2009).
Carrión Fernando, (2005). El centro histórico como proyecto y objeto de deseo EURE, vol. XXXI, núm. 93, agosto, 2005, pp. 89-100 Pontificia Universidad Católica de Chile Santiago, Chile
Carta de Atenas, (1931). Congreso internacional de arquitectura moderna
Carta de Venecia, ICOMOS. (1964). La carta internacional sobre la construcción y restauración de monumentos y sitio.
Carta de Ámsterdam, (1975). Carta de patrimonio arquitectónico europeo.
Glass, R. (1964). “London: Aspects of change”. McGibbon and Kee. London.
Prats Llorenc. (2006). La mercantilización del patrimonio: entre la economía turística y las representaciones identitarias.  


AUTOR: TITO PATRICK MACIAS SANJUAN. 

Comentarios

Entradas populares